No a todos los jóvenes les cuesta conseguir su “primer trabajo”. Así lo demuestran las últimas camadas de egresados de escuelas secundarias técnicas de distintos puntos de Río Negro.
La mayoría de los estudiantes de Cinco Saltos, Cipolletti, Catriel, Allen, San Carlos de Bariloche y San Antonio Oeste -por citar algunos ejemplos- tienen prácticamente “asegurado” su ingreso al mundo del trabajo, producto de sus estudios secundarios en los 33 CET que el Ministerio de Educación y Derechos Humanos tiene distribuidos en toda la Provincia.
El interés por los contenidos, la posibilidad de aprender un oficio con rápida salida laboral y la base sólida que otorga para continuar con estudios superiores son los tres aspectos relevantes que cada vez motivan más a familias y jóvenes a elegir la Educación Técnica para la Secundaria.
Aporte al desarrollo local
El Gobierno Provincial desarrolló una vinculación estratégica entre las economías regionales y los contenidos de las orientaciones técnicas, decisión que allana el camino hacia la inserción laboral de los egresados.
“Esta escuela está muy relacionada con las actividades productivas de nuestra zona; incluso tenemos un régimen de pasantías para los estudiantes; algo que les permite un mayor conocimiento de la actividad para la que se han preparado”, destaca el vicedirector del turno mañana del CET 5 (Cinco Saltos), Ademar Sepúlveda.
La orientación en Química habilita a los egresados para desempeñarse en un abanico de actividades diversas: “Algunos tienen trabajo rápidamente, eso depende de la urgencia de las empresas; pero durante todo el año hay ofrecimientos laborales por la relación directa entre el perfil que estudian nuestros jóvenes y la actividad de la zona. Acá tenemos empresas petroleras, productoras de alimentos y laboratorios de análisis clínicos que requieren ese perfil”, remarca el miembro del equipo directivo.
En General Conesa, el CET 4 -uno de los primeros formadores de Técnicos Agropecuarios en Río Negro- cuenta con “una importante raíz en el colectivo social. Nuestra escuela es indivisible de lo que es nuestra localidad y su desarrollo”, cuenta con orgullo su director, Fernando Ivar.
“Por la formación integral que reciben, nuestros estudiantes adquieren una capacidad distinta de inserción en el mundo del trabajo”, argumenta en el mismo sentido.
Esa realidad redunda en que “la mayoría de nuestros técnicos tiene trabajo en el incipiente campo científico tecnológico de nuestra zona, que se verá fortalecido con la obra de electrificación proyectada en el Plan Castelo, permitiendo sumar una mayor superficie de tierras bajo riego, el desarrollo de proyectos productivos agropecuarios y la radicación de más empresas”.
Antes de la inscripción a primer año, el CET 4 realiza su muestra anual de la experiencia de los estudiantes, una forma de “incentivar a los egresados de Primaria a que elijan la modalidad técnica”, explica Ivar.
Mientras que en la zona Andina, las posibilidades de inserción laboral de los estudiantes de escuelas técnicas son similares a las experimentadas por los de la región de los valles, como relata la directora del CET 25, Carola Ganuza.
Más conocido como Escuela de Hotelería y Gastronomía de San Carlos de Bariloche, el establecimiento ofrece una modalidad “totalmente afín con el perfil productivo de la ciudad, centrado en la actividad turística. Ello hace que nuestros egresados se inserten de alguna u otra manera en ella, incluso aquellos que siguen otras carreras”, asegura la docente.
Matrícula
En Río Negro, durante el periodo 2011-2018, se registró un aumento de matrícula superior al 70%: de 8.836 estudiantes en las aulas y talleres de escuelas técnicas, en la actualidad un total de 15.600 jóvenes eligen la modalidad para su Educación Secundaria.
El dato es corroborado por la Directora del CET 25, al remarcar que “anualmente, tenemos más interesados en ingresar a primer año que la disponibilidad de lugares, lo que demuestra la expectativa que la escuela despierta en los jóvenes de Bariloche y la zona”.
La Encuesta Nacional de Trayectorias Educativas, realizada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) ratifica la tendencia rionegrina.
Sobre una muestra de 250 escuelas públicas y 7934 ingresantes a primer año, el 45,9% de los encuestados manifestó un interés vocacional en la formación técnica, mientras que el 23% remarcó una preparación “mejor para el trabajo” y el 11,5 “para seguir estudiando”.
Inversión
La Provincia fortaleció la modalidad con una inversión superior a los $878.000.000. El monto tiene un fuerte componente de infraestructura, que incluye tanto ampliaciones como la construcción de nuevos edificios para el 80% de las escuelas técnicas de la Provincia.
La mejora edilicia estuvo acompañada por la provisión de equipamiento e insumos para talleres y laboratorios, además del refuerzo de bibliotecas y la capacitación docente. Entre 2012 y 2018, se invirtieron $ 190.000.000.
En lo que hace a la compra de insumos para prácticas formativas en talleres por parte del Ministerio de Educación y Derechos Humanos, la erogación sumó, desde 2012, un total de $76.328.975; mientras que para equipamiento, bibliotecas, capacitación, proyectos tecnológicos y herramientas alcanzó los $ 60.107.423.
Planificación
“En una época donde se ponía en discusión un modelo de país y la Educación Técnica parecía no estar incluida en lo que se llamaba ‘progreso’ en ese momento, Río Negro supo ponerse a la altura de las circunstancias y defender una oferta educativa que tuviera un anclaje muy fuerte en las posibilidades de desarrollo que esta joven Provincia tiene”, resalta el vocal gubernamental y referente político ante el INET, Pablo Núñez, al analizar la auspiciosa actualidad de la Educación Técnica.
Cuando el Estado interpreta y planifica una política pública central para el desarrollo de una provincia, que vincula la formación en la escuela con el mundo del trabajo, la aceptación de los ciudadanos se naturaliza. De forma tal que el espíritu emprendedor de las personas, las comunidades, los pequeños productores y las grandes empresas confluyen en un mismo camino: un Río Negro cada vez mejor.