En las últimas horas fue publicado un nuevo dinosaurio carnívoro argentino que permitiría comprender mejor la historia de los abelisáuridos, grupo de depredadores que dominaron los continentes australes. Este descubrimiento amplía el conocimiento de las faunas prehistóricas de la Patagonia e incrementan el patrimonio paleontológico de la Provincia.
Este animal, bautizado como Niebla antiqua, fue hallado en rocas que datan de la última parte de la Era de los Dinosaurios (unos 70 millones de años de antigüedad), por miembros del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV) del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (MACN - CONICET) liderado por el paleontólogo Fernando Novas. Este dinosaurio fue encontrado a unos 50 kilómetros al sur de la localidad de General Roca en campos privados.
En este sentido, el secretario de Estado de Cultura, Ariel Avalos, celebró el hallazgo y resaltó que “desde la creación de la Subsecretaría de Patrimonio se pudo organizar a nivel provincial que todos los hallazgos, que son patrimonio de los rionegrinos, deben ser depositados en alguno de los Museos provinciales”.
“Este nuevo hallazgo particularmente estará en exhibición en el Museo Patagónico de Ciencias Naturales, una vez finalizada la investigación por parte de los paleontólogos”, señaló Ávalos.
El nuevo dinosaurio
El nombre Niebla antiqua hace referencia a la niebla densa que cubría el paisaje durante la extracción del ejemplar, y a la gran antigüedad de los restos fósiles.
El esqueleto de Niebla consta de parte del cráneo, cintura escapular, costillas y vértebras. Con todas estas piezas, los paleontólogos supieron que no solo se encontraban ante una especie desconocida, sino que, además, pertenecía a la familia de los abelisáuridos, un grupo de dinosaurios depredadores ampliamente distribuidos en el hemisferio sur.
A partir del estudio anatómico realizado se sabe que Niebla tenía una longitud corporal de aproximadamente 4,5 metros y que su cabeza no poseía cuernos, como sus parientes de mayor tamaño, sino más bien una serie de pequeños tubérculos sobre sus órbitas. Al igual que sus parientes, el Niebla habría tenido brazos muy cortos y reducidos, cuyas funciones desconocemos. De hecho, es posible que apenas sobresalieran del cuerpo formando dos pequeños muñones.
Por su parte, el estudio realizado por el paleontólogo Mauricio Cerroni, becario del Conicet y miembro del LACEV, permitió reconstruir el cerebro de este dinosaurio. Esto reveló que Niebla tenía un particular sentido de la vista y olfato, clave a la hora de capturar sus presas.
Finalmente, el análisis histológico de los huesos del animal, llevado a cabo por el licenciado Jordi García Marca, becario del Conicet, permite concluir que el ejemplar descubierto era un adulto y que su longitud habría sido la máxima que este animal alcanzaba, lo que refuerza las diferencias entre Niebla y otros miembros de la familia abelisauridae que, como Abelisaurus y Carnotaurus.
Un pequeño entre los gigantes
El tamaño de Niebla (4,5 metros) es uno de sus aspectos más llamativos de su anatomía debido a que esta especie es mucho más pequeña que sus parientes cercanos, entre los que destacan Carnotaurus de casi 8 metros o Abelisaurus con más de 7 metros de largo. El hallazgo de Niebla demuestra que entre los abelisaurios existían especies de menor tamaño que convivían con aquellos más grandes. Esto revela un panorama más complejo acerca de la evolución de los dinosaurios carnívoros de Patagonia, indicando que no hubo una tendencia uniforme al incremento del tamaño corporal, sino que entre estos dinosaurios evolucionaron algunos de “caza mayor” en tanto otros, como Niebla, capturaban presas de menor tamaño. Esto era posible en parte a que, durante esta época, también podíamos observar una gran diversidad de dinosaurios herbívoros como los saltasaurios, colososaurios, aeolosaurios o los ornitópodos de cuello corto.
La reconstrucción de Niebla fue realizada por el paleontólogo Sebastián Rozadilla.